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UltramegaGRUNGE

Ultramega OK (1988)

<strong>Ultramega OK (1988)</strong> Soundgarden decidieron grabar su primer LP para la compañía independiente SST, abandonando su primera casa, Subpop. A pesar de ser el grupo preferido de Jonathan Poneman (uno de los dos fundadores de Subpop), el cuarteto no se sentía tan valorado como otras bandas de su misma discográfica, la cual estaba dando sus primeros pasos en el negocio musical, y prefirieron la seguridad y promoción de una empresa como SST, ya consolidada en la escena alternativa.
Además de los medios que ofrecía SST, Soundgarden contaron con total libertad para realizar el álbum. A pesar de esto, el resultado del trabajo nunca llegó a satisfacer a Soundgarden, quienes años más tarde reconocerían que deberían haber trabajado con sus colaboradores anteriores. Cabe decir que los propios miembros de Soundgarden hablan de Ultramega OK como la obra menos destacable de su discografía, y no por su calidad, sino porque siguen considerando que el tremendo potencial del material grabado podría haber llegado a ser mucho más explosivo de lo que es.
Ultramega OK se mantiene en la línea de su primer EP, Screaming Life denotando claras influencias de Led Zeppelin y Black Sabbath. El disco se mueve enteramente en un tono muy oscuro y pesado, distanciándose sensiblemente de la corriente que comenzaba a florecer en Seattle, donde estaban arrasando sus amigos de Mudhoney y Tad. Aún así, junto a canciones de acusado acento heavy (Flower, Beyond The Wheel) se pueden escuchar otras a altísimas revoluciones (Mood For Trouble).
Con éste su primer larga duración Soundgarden trazaban las primeras marcas que iban a convertirles en el referente del nuevo heavy metal de los 90, mezclado con punk y psicodelia setentiana, un estilo que no iba a darles sus frutos a nivel comercial hasta la publicación de Superunknown, donde las melodías superan a las guitarras más heavys de Thayil. Ultramega OK es un disco áspero y terriblemente anticomercial, comparable al Bleach de Nirvana. Dos diamantes en bruto que, una vez pulidos, se conviertieron en dos de las joyas más brillantes de los 90: Badmotorfinger y Nevermind.

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